sábado, 10 de noviembre de 2007

Es mi intención repudiar el triunfalismo democrático imperante en estos días de jolgorio electoralista. ¿Cuál es el modelo de universidad que queremos? Sinceramente no uno que coarte las libertades individuales.
Es mi intención resaltar mi recalcitrante deseo de que las aulas no se identifiquen con un número, sino con colores sólo en repudio de la comunidad daltónica de nuestra universidad. Es menester una acción rápida y persuasiva para lograr que nuestra "brand-new" asamblea acate mi pedido, mi deseo de libre ave, mi libertad individual, la que ellos también aclaman, la que ellos dicen defender.
Ya no dependo de mí mismo, dependo de unas manos felices bien arriba, votando mis ideales, juzgándolos, considerandolos más o menos justos, más o menos razonables, juzgándome a mi mismo en fin, como más o menos libre.
Recuerdo haber sido libre hace muy poco, en el momento de entrar al cuarto oscuro, espero no haberme equivocado al haber elegido entre un teléfono inálambrico y un par de chicharras felices.